El TACKLE QUE SACÓ DEL JUEGO A UNA MANDÍBULA ADOLESCENTE.




Se presentaron en el consultorio unos padres que vinieron de Bariloche preocupados por su  hijo de 14 años.

Desviaba la mandíbula hacia un lado, había bajado mucho de peso y argumentaba un dolor insoportable.

En la entrevista, el adolescente me contó que jugaba al rugby y el año pasado,  sufrió un golpe en la mandíbula.

Lo recordaba muy bien, porque se desmayó en la cancha.

No le había comentado nada a sus padres porque le restó importancia, hasta después de 6 meses, donde (según sus términos) comenzó a crugirle al abrir la boca, se le desviaba y el dolor, era insoportable.

Le habían diagnosticado luxación anterior del Disco y le recomendaron cirugía maxilofacial, con lo cual, vino a mi consultorio por una segunda opinión.

¿Fué  correcto ese diagnóstico?.

La verdad, NO y esto no significa atentar contra mis colegas, sino, proteger al paciente y protegernos de posibles mala praxis.

La luxación anterior del disco es un síntoma, ese disco pudo haber estado Luxado por dos motivos, una lesión de los ligamentos o que estuviera el cóndilo muy hacia atrás.

Fue la segunda opción.

Se trataba entonces de un movimiento posterior aumentado sobre la cabeza de cóndilo, que desplazaba el disco hacia delante.

Si se dejaba en esa posición tan posterior, el niño iba a tener una real luxación del disco donde además se le iba a cortar el ligamento y allí sería necesario una cirugía maxilofacial reparadora.

Luego del Estudio de Diagnóstico que realizamos en la Escuela Neurofisiológica que presido, confeccioné el DODA (Dispositivo oclusal de Descompresión articular) y conseguí parar el cóndilo en la posición que corresponde, por lo tanto, se evitó la  luxación anterior del disco y dejó de haber compresión retrodiscal.

El paciente no tuvo más síntomas y sobre todo, terminó la tortura del dolor, porque salía de la compresión de la zona retrodiscal.

Antes de ayer, vino a controlarse, me trajo unos deliciosos chocolates de Bariloche que para mi, son tan ricos como los que suelo comer en mis viajes  a Zurich.

Los disfrutamos con él en consultorio, Lo ví feliz y es una gran satisfacción como profesional sentir su alegría.

Subió de peso, solo que en lo que a mi respecta, me hace enojar con la balanza con tantos dulces irresistibles que trae de su hermosa ciudad para compartir.

Hasta la próxima,  inscríbanse en mi blog y haganme todas las preguntas que quieran, se las responderé con mucho gusto.

Jorge Learreta